miércoles, 15 de noviembre de 2023

El texto dramático: • Autores latinoamericanos. (El Sí de las niñas) El argumento, Personajes: tipología, características.



El sí de las niñas

ACTO II

Escena IV

DOÑA IRENE, DOÑA FRANCISCA

DOÑA IRENE - Pues mucho será que DON DIEGO - no haya tenido algún encuentro por ahí, y eso le detenga. Cierto que es un señor muy mirado, muy puntual... ¡Tan buen cristiano! ¡Tan atento! ¡Tan bien hablado! ¡Y con qué garbo y generosidad se porta!... Ya se ve, un sujeto de bienes y de posibles... ¡Y qué casa tiene! Como un ascua de oro la tiene... Es mucho aquello. ¡Qué ropa blanca! ¡Qué batería de cocina! ¡Y qué despensa, llena de cuanto Dios crió!... Pero tú no parece que atiendes a lo que estoy diciendo.
DOÑA FRANCISCA - Sí, señora, bien lo oigo; pero no la quería interrumpir a usted.
DOÑA IRENE - Allí estarás, hija mía, como el pez en el agua; pajaritas del aire que apetecieras las tendrías, porque como él te quiere tanto, y es un caballero tan de bien y tan temeroso de Dios... Pero mira, Francisquita, que me cansa de veras el que siempre que te hablo de esto, hayas dado en la flor de no responderme palabra... ¡Pues no es cosa particular, señor!
DOÑA FRANCISCA - Mamá, no se enfade usted.
DOÑA IRENE - No es buen empeño de... ¿Y te parece a ti que no sé yo muy bien de dónde viene todo eso?... ¿No ves que conozco las locuras que se te han metido en esa cabeza de chorlito?... ¡Perdóneme Dios!
DOÑA FRANCISCA - Pero... Pues ¿qué sabe usted?
DOÑA IRENE - ¿Me quieres engañar a mí, eh? ¡Ay, hija! He vivido mucho, y tengo yo mucha trastienda y mucha penetración para que tú me engañes.
DOÑA FRANCISCA(Aparte) ¡Perdida soy!
DOÑA IRENE - Sin contar con su madre... Como si tal madre no tuviera... Yo te aseguro que aunque no hubiera sido con esta ocasión, de todos modos era ya necesario sacarte del convento. Aunque hubiera tenido que ir a pie y sola por ese camino, te hubiera sacado de allí... ¡Mire usted qué juicio de niña éste! Que porque ha vivido un poco de tiempo entre monjas, ya se la puso en la cabeza el ser ella monja también... Ni qué entiende ella de eso, ni qué... En todos los estados se sirve a Dios, Frasquita; pero el complacer a su madre, asistirla, acompañarla y ser el consuelo de sus trabajos, ésa es la primera obligación de una hija obediente... Y sépalo usted, si no lo sabe.
DOÑA FRANCISCA - Es verdad, mamá... Pero yo nunca he pensado abandonarla a usted.
DOÑA IRENE - Sí, que no sé yo...
DOÑA FRANCISCA - No, señora. Créame usted. La Paquita nunca se apartará de su madre, ni la dará disgustos.
DOÑA IRENE - Mira si es cierto lo que dices.
DOÑA FRANCISCA - Sí, señora, que yo no sé mentir.
DOÑA IRENE - Pues, hija, ya sabes lo que te he dicho. Ya ves lo que pierdes, y la pesadumbre que me darás si no te portas en un todo como corresponde... Cuidado con ello.
DOÑA FRANCISCA(Aparte) ¡Pobre de mí!


Escena V

DON DIEGO , DOÑA IRENE , DOÑA FRANCISCA

(Sale DON DIEGO por la puerta del foro, y deja sobre la mesa sombrero y bastón.)

DOÑA IRENE - Pues ¿cómo tan tarde?
DON DIEGO - Apenas salí tropecé con el rector de Málaga, Padre Guardián de San Diego, y el doctor Padilla, y hasta que me han hartado bien de chocolate y bollos no me han querido soltar...

(Siéntase junto a DOÑA IRENE .)

Y a todo esto, ¿cómo va?
DOÑA IRENE - Muy bien.
DON DIEGO - ¿Y doña Paquita?
DOÑA IRENE - Doña Paquita, siempre acordándose de sus monjas. Ya la digo que es tiempo de mudar de bisiesto y pensar sólo en dar gusto a su madre y obedecerla.
DON DIEGO - ¡Qué diantre!. ¿Con que tanto se acuerda de...?
DOÑA IRENE - ¿Qué se admira usted? Son niñas... No saben lo que quieren, ni lo que aborrecen... En una edad así, tan...
DON DIEGO - No, poco a poco, eso no. Precisamente en esa edad son las pasiones algo más enérgicas y decisivas que en la nuestra, y por cuanto la razón se halla todavía imperfecta y débil, los ímpetus del corazón son mucho más violentos...

(Asiendo de una mano a DOÑA FRANCISCA , la hace sentar inmediata a él.)

Pero de veras, doña Paquita, ¿se volvería usted al convento de buena gana?... La verdad.
DOÑA IRENE - Pero si ella no...
DON DIEGO - Déjela usted, señora, que ella responderá.
DOÑA FRANCISCA - Bien sabe usted lo que acabo de decirla... No permita Dios que yo la dé que sentir.
DON DIEGO - Pero eso lo dice usted tan afligida y...
DOÑA IRENE - Si es natural, señor, ¿No ve usted que...?
DON DIEGO - Calle usted, por Dios, DOÑA IRENE - , y no me diga usted a mí lo que es natural. Lo que es natural es que la chica esté llena de miedo, y no se atreva a decir una palabra que se oponga a lo que su madre quiere que diga... Pero si esto hubiese, por vida mía, que estábamos lucidos.
DOÑA FRANCISCA - No, señor, lo que dice su merced, eso digo yo; lo mismo. Porque en todo lo que me manda la obedeceré.


Escena VI

 

RITA , DOÑA FRANCISCA .

 

RITA.-   Señorita... ¡Eh!, chit... señorita.

DOÑA FRANCISCA.-   ¿Qué quieres?

RITA.-   Ya ha venido.

DOÑA FRANCISCA.-   ¿Cómo?

RITA.-   Ahora mismo acaba de llegar. Le he dado un abrazo con licencia de usted, y ya sube por la escalera.

DOÑA FRANCISCA.-   ¡Ay, Dios!... ¿Y qué debo hacer?

RITA.-   ¡Donosa pregunta!... Vaya, lo que importa es no gastar el tiempo en melindres de amor... Al asunto... y juicio... Y mire usted que, en el paraje en que estamos, la conversación no puede ser muy larga... Ahí está.

DOÑA FRANCISCA.-   Sí... Él es.

RITA.-   Voy a cuidar de aquella gente... Valor, señorita, y resolución.  (RITA se va al cuarto de DOÑA IRENE .)

DOÑA FRANCISCA.-   No, no; que yo también... Pero no lo merece.


 

Escena VII

 

Sale DON CARLOS por la puerta del foro.

 

DON CARLOS.-   ¡Paquita!... ¡Vida mía! Ya estoy aquí... ¿Cómo va, hermosa, cómo va?

DOÑA FRANCISCA.-   Bien venido.

DON CARLOS.-   ¿Cómo tan triste?... ¿No merece mi llegada más alegría?

DOÑA FRANCISCA.-   Es verdad, pero acaban de sucederme cosas que me tienen fuera de mí... Sabe usted... Sí, bien lo sabe usted... Después de escrita aquella carta, fueron por mí... Mañana a Madrid... Ahí está mi madre.

DON CARLOS.-   ¿En dónde?

DOÑA FRANCISCA.-   Ahí, en ese cuarto.  (Señalando al cuarto de DOÑA IRENE .)

DON CARLOS.-   ¿Sola?

DOÑA FRANCISCA.-   No, señor.

DON CARLOS.-   Estará en compañía del prometido esposo.  (Se acerca al cuarto de DOÑA IRENE , se detiene y vuelve.)  Mejor... Pero ¿no hay nadie más con ella?

DOÑA FRANCISCA.-   Nadie más, solos están... ¿Qué piensa usted hacer?

DON CARLOS.-   Si me dejase llevar de mi pasión, y de lo que esos ojos me inspiran, una temeridad... Pero tiempo hay... Él también será hombre de honor, y no es justo insultarle porque quiere bien a una mujer tan digna de ser querida... Yo no conozco a su madre de usted ni... Vamos, ahora nada se puede hacer... Su decoro de usted merece la primera atención.

DOÑA FRANCISCA.-   Es mucho el empeño que tiene en que me case con él.

DON CARLOS.-   No importa.

DOÑA FRANCISCA.-   Quiere que esta boda se celebre así que lleguemos a Madrid.

DON CARLOS.-   ¿Cuál?... No. Eso no.

DOÑA FRANCISCA.-   Los dos están de acuerdo, y dicen...

DON CARLOS.-   Bien... Dirán... Pero no puede ser.

DOÑA FRANCISCA.-   Mi madre no me habla continuamente de otra materia. Me amenaza, me ha llenado de temor... Él insta por su parte, me ofrece tantas cosas, me...

DON CARLOS.-   Y usted, ¿qué esperanza le da?... ¿Ha prometido quererle mucho?

DOÑA FRANCISCA.-   ¡Ingrato!... ¿Pues no sabe usted que...? ¡Ingrato!

DON CARLOS.-   Sí; no lo ignoro, Paquita... Yo he sido el primer amor.

DOÑA FRANCISCA.-   Y el último.

DON CARLOS.-   Y antes perderé la vida que renunciar al lugar que tengo en ese corazón... Todo él es mío... ¿Digo bien?  (Asiéndola de las manos.)

DOÑA FRANCISCA.-   ¿Pues de quién ha de ser?

DON CARLOS.-   ¡Hermosa! ¡Qué dulce esperanza me anima!... Una sola palabra de esa boca me asegura... Para todo me da valor... En fin, ya estoy aquí... ¿Usted me llama para que la defienda, la libre, la cumpla una obligación mil y mil veces prometida? Pues a eso mismo vengo yo... Si ustedes se van a Madrid mañana, yo voy también. Su madre de usted sabrá quién soy... Allí puedo contar con el favor de un anciano respetable y virtuoso, a quien más que tío debo llamar amigo y padre. No tiene otro deudo más inmediato ni más querido que yo; es hombre muy rico, y si los dones de la fortuna tuviesen para usted algún atractivo, esta circunstancia añadiría felicidades a nuestra unión.

DOÑA FRANCISCA.-   ¿Y qué vale para mí toda la riqueza del mundo?

DON CARLOS.-   Ya lo sé. La ambición no puede agitar a un alma tan inocente.

DOÑA FRANCISCA.-   Querer y ser querida... No apetezco más ni conozco mayor fortuna.

DON CARLOS.-   Ni hay otra... Pero debe usted serenarse, y esperar que la suerte mude nuestra aflicción presente en durables dichas.

DOÑA FRANCISCA.-   ¿Y qué se ha de hacer para que a mi pobre madre no le cueste una pesadumbre?... ¡Me quiere tanto!... Si acabo de decirla que no la disgustaré, ni me apartaré de su lado jamás; que siempre seré obediente y buena... ¡Y me abrazaba con tanta ternura! Quedó tan consolada con lo poco que acerté a decirla... Yo no sé, no sé qué camino ha de hallar usted para salir de estos ahogos.

DON CARLOS.-   Yo le buscaré... ¿No tiene usted confianza en mí?

DOÑA FRANCISCA.-   ¿Pues no he de tenerla? ¿Piensa usted que estuviera yo viva si esta esperanza no me animase? Sola y desconocida de todo el mundo, ¿qué había yo de hacer? Si usted no hubiese venido, mis melancolías me hubieran muerto, sin tener a quién volver los ojos, ni poder comunicar a nadie la causa de ellas... Pero usted ha sabido proceder como caballero y amante, y acaba de darme con su venida la prueba de lo mucho que me quiere.  (Se enternece y llora.)

DON CARLOS.-   ¡Qué llanto!... ¡Cómo persuade!... Sí, Paquita, yo solo basto para defenderla a usted de cuantos quieran oprimirla. A un amante favorecido, ¿quién puede oponérsele? Nada hay que temer.

DOÑA FRANCISCA.-   ¿Es posible?

DON CARLOS.-   Nada... Amor ha unido nuestras almas en estrechos nudos y sólo la muerte bastará a dividirlas.


 

Escena VIII

RITA DON CARLOS DOÑA FRANCISCA .

RITA.-   Señorita, adentro. La mamá pregunta por usted. Voy a traer la cena, y se van a recoger al instante... Y usted, señor galán, ya puede también disponer de su persona.
DON CARLOS.-   Sí, que no conviene anticipar sospechas... Nada tengo que añadir.
DOÑA FRANCISCA.-   Ni yo.
DON CARLOS.-   Hasta mañana. Con la luz del día veremos a este dichoso competidor.
RITA.-   Un caballero muy honrado, muy rico, muy prudente; con su chupa larga, su camisola limpia y sus sesenta años debajo del peluquín.  (Se va por la puerta del foro.) 
Dª FRANCISCA.-   Hasta mañana.
DON CARLOS.-   Adiós. Paquita.
DOÑA FRANCISCA.-   Acuéstese usted y descanse.
DON CARLOS.-   ¿Descansar con celos?
DOÑA FRANCISCA.-   ¿De quién?
DON CARLOS.-   Buenas noches... Duerma usted bien, Paquita.
DOÑA FRANCISCA.-   ¿Dormir con amor?
DON CARLOS.-   Adiós, vida mía.
DOÑA FRANCISCA.-   Adiós.  (Éntrase al cuarto de DOÑA IRENE .) 


 

Escena IX

DON CARLOS CALAMOCHA RITA .

DON CARLOS.-   ¡Quitármela!  (Paseándose inquieto.)  No... Sea quien fuere, no me la quitará. Ni su madre ha de ser tan imprudente que se obstine en verificar este matrimonio repugnándolo su hija..., mediando yo... ¡Sesenta años!... Precisamente será muy rico... ¡El dinero!... Maldito él sea, que tantos desórdenes origina.
CALAMOCHA.-   Pues, señor  (Sale por la puerta del foro.)  , tenemos un medio cabrito asado, y... a lo menos parece cabrito. Tenemos una magnífica ensalada de berros, sin anapelos ni otra materia extraña, bien lavada, escurrida y condimentada por estas manos pecadoras, que no hay más que pedir. Pan de Meco, vino de la Tercia... Conque , si hemos de cenar y dormir, me parece que sería bueno...
DON CARLOS.-   Vamos... ¿Y adónde ha de ser?
CALAMOCHA.-   Abajo.. Allí he mandado disponer una angosta y fementida mesa, que parece un banco de herrador.
RITA.-   ¿Quién quiere sopas?  (Sale por la puerta del foro con unos platos, taza, cucharas y servilleta.) 
DON CARLOS.-   Buen provecho.
CALAMOCHA.-   Si hay alguna real moza que guste de cenar cabrito, levante el dedo.
RITA.-   La real moza se ha comido ya media cazuela de albondiguillas... Pero lo agradece, señor militar.  (Éntrase al cuarto de DOÑA IRENE .) 
CALAMOCHA.-   Agradecida te quiero yo, niña de mis ojos.
DON CARLOS.-   Conque ¿vamos?
CALAMOCHA.-   ¡Ay, ay, ay!...  ( CALAMOCHA se encamina a la puerta del foro, y vuelve; hablan él y DON CARLOS , con reservas, hasta que CALAMOCHA se adelanta a saludar a SIMÓN .)  ¡Eh! Chit, digo...
DON CARLOS.-   ¿Qué?
CALAMOCHA.-   ¿No ve usted lo que viene por allí?
DON CARLOS.-   ¿Es Simón?
CALAMOCHA.-   El mismo... Pero ¿quién diablos le...?
DON CARLOS.-   ¿Y qué haremos?
CALAMOCHA.-   ¿Qué sé yo?... Sonsacarle, mentir y... ¿Me da usted licencia para que...?
DON CARLOS.-   Sí; miente lo que quieras... ¿A qué habrá venido este hombre?

El sí de las niñas (Acto II) - Leandro Fernández de Moratín (rinconcastellano.com)

12 comentarios:

  1. Emilio David Martínez Romero#15
    Yo lo que entiendo de la obra El sí de la niña es que doña Irene (madre de Francisca) ha concertado el matrimonio de Don Diego con doña Francisca sin consultar la opinión de la niña y doña Irene miente que doña Francisca está enamorada de Don Diego

    Escena :V
    Entiendo que doña Irene y Don Diego hace un acuerdo para salir a pasear la siguiente mañana

    Personajes de la Escena :V Simón doña Irene Don Diego

    Personajes de la: lV doña Irene Don Diego

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  2. Linda Sarai Martinez Rocha # 28
    Argumento :
    Lo que yo entendi de esta obra (El si de las niñas ) es que doña Irine la madre de doña Francisca esta buscando una forma o solucion de evitar de que su hija Francisca este conforme en el matrimonio con diego ya que segun doña irine la chica es muy joven he injenua lo cual segun doña Irine la chica no sabe lo que quiere y lo que tendra como esposo .

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  3. Jose Emmanuel Ortiz Leiva#18

    Yo entiendo en el texto el si de la niña es q doña Irene (madre francica ) ha concertado el matrimonio de don Diego y doña Francica la opinión de la niña y doña Irene es q doña Franciaca miente al decir q amama a don Diego.
    Escena V : yo entiendo q don Diego y doña Irene quedaron de acuerdo para verce la mañana siguiente.


    Personaje de la escena IV:Doña Irene y don Diego.

    Personaje de la escena V: Simon, doña Irene y don Diego.




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  4. Yeling Dolmus # 7

    Yo entiendo en el texto el si de la niña e sq do ( madre francica ) ha consagrado el matrimonio de don Diego y doña Irene y la niña y doña Irene piensa q doña Francica no ama a don Diego.

    En la escena V entiendo q don Diego y doña Irene ivan aver ala mañana siguiente .

    Lo personaje son : Simon, doña Irene y. don Diego ,

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  5. Marvin Antonio Juarez Meza # 10
    Argumento :
    Lo que yo entendi de esta obra esque doña Irene y la hija doña Fransistca en donde la mama be con buenos hojos al novio de la hija que don Diego en donde la mama le recomienda que don Diego es buen partido ya que el señor muy mirado muy puntual ,tan buen cristiano ,atento , bien ablado y sr be un sujeto bien acomodado y le dise que a ella no parese interesarle

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  6. Lorenzo salgado #24 8vo.C

    [Argumento]:
    Yo lo que endiendo del parrafo lV que el si de la niña es que la madre de fransica ha echo un matrimonio de don Diego y doña fransisca miente que lo ama a don diego

    Parrafo lV don diego hiva a verse con Don Diegoen la mañana

    Personaje que partisipan= don diego y doña irene , simon..

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  7. Neftali castillo #6
    Argumento
    Lo que yo entiendo de esta escena es que doña Irene esque estaba enamorada de don Diego pero no era sierto.solo le mintio

    Pero lo que más me gusta de estas esenas es que todos quedan acmirado al ver que eran un gran cristianó y de un buen hablarb y que siempre era puntual entodo lo que le pedían

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  8. Kevin stewar # 19
    La obra el si dela niña
    Yo entiendo del texto (el si dela niña) es que la madre de fransisca ha concertado el matrimonio de don diego y doña francisca sin la opinion dela niña y doña francisca miente que la don diego escena v
    Yo lo que entiendo que don diego y doña irene
    Condersa para salir la mañana siguiente
    Personaje lv doña irene don diego y doña francisca
    Personaje v
    Simon doña irene don diego

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Hola